Así nos conocimos y así surgió Itzulnet.
Fue el comienzo de una ilusión, que no es más que la de ganarnos la vida con algo que nos apasiona: la traducción.
Y así, de la noche a la mañana, renunciamos al mundo “seguro” del trabajo por cuenta ajena para adentrarnos en el incierto mundo del emprendimiento.
Incierto como temido. ¿Quién se iba a arriesgar, en plena crisis del 2008, a semejante aventura?
Con un pequeño bote salvavidas, en forma de una escueta pero leal cartera de clientes, aguantamos el chaparrón, y, desde entonces, hemos navegado los mares a un ritmo constante. Incluso hemos conseguido capear, con cierto peligro de zozobra, algo con lo que nadie contaba, pero que llegó para quedarse: el coronavirus.
Nuestra ventaja es que somos resilientes, una palabra que se ha puesto de moda, pero que no es más que saber adaptarse y hacer frente a los contratiempos, algo con lo que hemos tenido que lidiar desde un principio. De hecho, durante este tiempo, hemos hecho de todo: desde traducir planes urbanísticos, fichas técnicas de empresas de rodamientos, reglamentos, páginas web turísticas y de seguros… hasta corregir tesis doctorales, y cómo no, procedimientos de actuación para casos de COVID.
No obstante, podemos decir que, como el bueno vino, nos hemos vuelto más exquisitas, y aunque no hemos dejado de lado el resto de los ámbitos y seguimos trabajando con todo tipo de textos, los últimos años nos hemos ido especializando en el campo educativo y en el audiovisual.
Así, hemos trabajado en la traducción, adaptación y edición de libros de texto y material didáctico y escolar, con lo que hemos de admitir que aprendemos tanto como disfrutamos, y en la subtitulación de varios vídeos, series y películas, algunas de las cuales podéis visionar en la plataforma de Amazon.
Y como no sabemos quedarnos quietas, acabamos de meternos en otro berenjenal: la traducción y adaptación de guiones.
Se trata de un ámbito donde no sólo se trabaja la traducción, ya que hay que considerar varios aspectos como son el metraje, el carácter y jergas propias de cada personaje, el ritmo de la conversación, etc., y es que, para que un doblaje sea creíble, los diálogos han de ser naturales y han de ajustarse a los gestos y características. Es, en definitiva, un trabajo interesante, a la par que difícil, y un apasionante reto con el que seguir creciendo como traductoras.